Aunque le arranques los pétalos, no quitarás su belleza a la flor. 
RABINDRANATH TAGORE

Recordaremos el año 2020 como el más extraño —o uno de los más extraños— de nuestras vidas. Muchos de nosotros hemos perdido a familiares o amigos en esta distopía que tan duramente nos ha abofeteado. Durante el estado de alarma me comunicaron que era la nueva directora de la SMADE, este festival que tanto amo, respeto y admiro desde que era niña; una cita que había que preparar no sólo con el mimo y el cariño que de por sí merece, sino garantizando la máxima seguridad para público y artistas, y tanto el Gobierno de Navarra como el Ayuntamiento de Estella-Lizarra se volcaron conmigo para que esto fuera posible. 

Decía Leonardo da Vinci que la belleza es inmortal en el arte. Pero también lo es todo lo que el arte expresa, dado que es él quien conserva nuestra memoria colectiva. Las partituras antiguas nos cuentan cómo vivían y qué creían nuestros antepasados, y nos demuestran que tenemos en común con ellos mucho más de lo que podría parecer a simple vista. Por esa razón, los destellos de esa belleza inmortal que ellos nos legaron no sólo nos dice quiénes eran; también nos explican quiénes somos. Ese patrimonio inmaterial resulta imprescindible para comprender nuestra historia y constituye la banda sonora que ilustra su contexto, manteniéndolo vivo e interpelando a los públicos de hoy con la misma fuerza con que interpeló a nuestros antepasados.

Partiendo de esa convicción, surgió el propósito de concebir esta Semana como un germen de esperanza y hermosura, un espacio que propicie el resurgimiento de la belleza en medio de una realidad caótica. El arte, y en particular la música, consigue que las personas nos sobrepongamos a las adversidades, porque alienta nuestro ánimo y sosiega nuestro espíritu. Partiendo de esa idea, solicité a los artistas que conforman esta programación que vinieran a Estella-Lizarra con sus repertorios más inspiradores para modelar una Semana luminosa, amorosa y cálida; un oasis de belleza que pudiera reconfortarnos. 

Así hemos ido dando forma a las veintiuna actividades de esta edición, con artistas consagrados y nuevas promesas; con espadachines, arpas, clarines, dragones y princesas; con historias de amor y desamor, con pájaros encarnados en violines. Campanas desafiando al viento en un viaje en el tiempo con paradas en la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco. Igual que entonces, el arte sigue siendo el mejor remedio contra los males de la humanidad. Acompáñennos y se lo demostraremos. 

Raquel Andueza, dirección artística