YO TE QUIERE MATARE
Música de ministriles, viento, metal y madera que nos envuelve con fuerza. Música para la iglesia, para la calle y para el ámbito doméstico. Desde la Granada del XVI hasta una obra del archivo de la Catedral de Pamplona.
Ensemble la Danserye
Francisco Guerrero (1528-1599)
Juan de Urrede (fl. 1451-c.1482)
Michael Navarrus (c. 1563-1627)
Cristóbal de Morales (c.1500-1553)
Josquin Desprez (1450-1521)
Rodrigo de Ceballos (c. 1525/1530-1581)
Lupus Hellinck (c. 1494-c. 1541)
Thomas Crecquillon (c. 1500-1557)
Pierre de Manchicourt (c. 1510-1564)
Anónimo
Clemens non Papa (c. 1510-c. 1556)
Francisco Guerrero (1528-1599)
Orlando di Lasso (1532-1594)
Francisco Guerrero (1528-1599)
*Piezas únicas en todas o alguna de sus voces
** Obra procedente del archivo de la Catedral de Pamplona
- Proyecto modelado sobre la idea original de Juan Ruiz Jiménez Itinerario musical por la Granada del Renacimiento
- El concierto se realiza desde una reproducción facsímil del Manuscrito 975 procedente del Archivo Manuel de Falla (Granada)
- Reconstrucción del facistol según modelos de las catedrales de Jaén y Pamplona (La Danserye, 2014)
60’
La Danserye se crea en 1998 en Calasparra (Murcia, España) con el objetivo de investigar, recrear y difundir la música y los instrumentos de viento desde el final de la Edad Media hasta el principio del Barroco, especializándose en el periodo del Renacimiento. Todos sus miembros se dedican a la investigación y reconstrucción de instrumentos de viento, formando su propio taller desde el principio, completando su formación como intérpretes con prestigiosos profesores en diferentes cursos y clases magistrales: Jean Tubéry, Josep Borràs, Douglas Kirk, Renate Hildebrant, Jordi Savall o Jeremy West. Actualmente cuentan con la colección de instrumentos del Renacimiento más importante de España y una de las mayores de Europa, superando el medio centenar de instrumentos diferentes de todas las familias. Igualmente muestran una gran inquietud por el mundo de los ministriles y el papel que desempeñaron en el mundo cultural de los siglos XVI y XVII, desarrollando tareas de investigación con musicólogos como Juan Ruiz Jiménez, Javier Marín López, Douglas Kirk y Michael Noone, entre otros.
Actualmente se centran en la interpretación de la música bajo una perspectiva históricamente informada, conjugando los diferentes aspectos de investigación e interpretación con el objeto de ofrecer un producto musical de calidad con el máximo rigor histórico posible. En este sentido, La Danserye ha participado en numerosos festivales y ciclos especializados en España, Francia, Bélgica, Holanda, México y Colombia, principalmente desarrollando proyectos relacionados con la recuperación del patrimonio musical hispánico, aspecto con el cual se encuentran muy sensibilizados. En este sentido, cuatro de estos proyectos han sido llevados al soporte discográfico desde 2012, constituyendo primeras grabaciones mundiales de música conservada en archivos españoles e hispanoamericanos, prestando especial atención al repertorio conservado en las catedrales de Puebla y México. Todos los registros están obteniendo excelentes críticas y reseñas en revistas musicológicas y de historia del arte de todo el mundo, que han llevado a considerar al conjunto como el “exponente moderno más relevante del mundo en la música instrumental del Renacimiento” (Douglas Kirk, Revista Española de Musicología, 2014). En 2013 crean el conjunto Capella Prolationum, un laboratorio vocal cuyo objetivo es la recreación de las prácticas musicales en las capillas hispanoamericanas durante los siglos XV al XVIII, con quienes han realizado diversos proyectos de recuperación musicológica presentados en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza, Fundación Juan March, Semana de Música Religiosa de Cuenca, Festival Internacional de Música de Granada, Festival de Música Sacra de Bogota, etc. Desde 2013 son grupo residente en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza y desde 2016 del Early Music Morella.
MINISTRILES EN GRANADA
Pedrell (1894) define a los ministriles en España, como los que tocaban en las iglesias chirimías, bajones…; ejecutando música compuesta “ad hoc”, o doblando las partes vocales de la música litúrgica. María Gembero, en su libro sobre Música en Navarra (2016), ofrece una amplia nómina de ministriles al servicio de Carlos II de Navarra (1350-1387). Las formaciones de ministriles variaban, según las necesidades y el presupuesto, pero el que escuchamos hoy, podía ser el más habitual. Y su sonoridad -hermosamente poco impostada-, y denominaciones, nos evoca la trompetería horizontal de los órganos ibéricos, (Uztárroz, Los Arcos, Larraga…). Instrumentos que, aunque quietos y apagados, como dice J. del Encina, ya nos suenan en sus nombres, “…sacabuches, chirimías, órganos y monocordios, dulcemelos, atambores, atabales y añafiles, trompetas de mil metales, dulzainas, flautas reales y tamborinos gentiles…”.
El período de música en Granada que hoy se nos propone (S. XVI) podemos decir que comienza el 2 de enero de 1492; día en que los Reyes Católicos tomaron posesión de la ciudad con un ceremonial fastuoso, según las crónicas, en el que se cantó un Te Deum.
Ginés Pérez de Hita (Murcia 1544- Barna. 1619), cronista de Granada, un poco noveladamente, nos cuenta: “la música real de la capilla del rey, cantó un “Te Deum”. Fue tan grande el placer, que todos lloraban. Luego del Alhambra (sic), sonaron mil instrumentos de música de bélicas trompetas…”. Quizás exageró, pero crónicas en Francia y Venecia lo corroboran. Ese mismo año, el cardenal de Toledo promulga la bula de Erección de la catedral, primer paso jurídico, y la Consueta (reglas del cabildo), fundamental para la música que se interpretará.
La música instrumental de los ministriles, fue pareja a la vocal, y, al principio muy a su servicio, pero brillaba en las procesiones, o en acontecimientos puntuales (por ejemplo, la visita de Carlos V en 1526, donde consta que se les paga cuatro ducados -acta cabildo 5 de junio-). Los ministriles, al principio, son contratados y vienen de fuera con sus instrumentos, pero luego se hacen fijos, bien porque faltaban cantores, porque cobraban menos que ellos, o, sobre todo, porque las catedrales se hacían más grandes y tenían otras necesidades acústicas. Su admisión, al principio, sencilla, se fue complicando y las oposiciones eran verdaderos torneos musicales. Su salario no era alto (hay muchas quejas), a excepción de los sacabuches, que cobraban más. Estaba estipulado que tocaran en un sitio elevado de la catedral; y, en las procesiones, desde una ventana, pero “no por la calle” (acta capitular 1666). Mas tarde esto se relajó, como acompañamiento de cantores.
Hacia 1563 encontramos en los documentos de la catedral: Flautas y orlos, con tres mixturas: flautones, medianas y pequeñas. Sacabuches: muy nombrado el “ministril sacabuche” Juan de Arroyo, debía ser un divo. Trombones: aparecen tres trombones y tres mutas; éstas serían trombones con “sordina” de cuero” (¿?). Bajones: (fagotes), indispensables para el bajo continuo. Figuran, también, esporádicamente, chirimías venidas de Jaén. (Todo según J. L. Calo. V.I de la Música en la C. de Granada. S.XVI. 1963).
Escucharemos también música de Michael Navarrus: pamplonés, maestro de capilla de la catedral de Pamplona y Calahorra. En la línea de los grandes polifonistas españoles, brilla en los cánones y contrapuntos a tres voces. También sonará Juan de Urrede: cantor y compositor flamenco, muy activo en España al servicio del Duque de Alba y los Reyes Católicos.
En el concierto hay una parte importante de compositores de la Escuela andaluza: brillantísima en el siglo XVI, aquí representada por Morales, Guerrero y Rodrigo de Ceballos. Se ve en apuntes contables de la catedral (1550, 1556) sendos pagos a Morales y Guerrero por sus libros de Misas. Morales fue cantor en la Capilla Sextina, se distingue por su austeridad. Guerrero es mucho más “andaluz”, andalucismo angélico, se decía. Rodrigo de Ceballos, de Aracena (Huelva), fue maestro de Capilla de la catedral.
También está presente la Escuela Franco-Flamenca: cinco generaciones de compositores establecen esta magnífica corriente musical europea; con el refinamiento, la sensualidad, el uso del ornamento y la busca de elementos descriptivos, como características. En la tercera generación encontramos al más influyente, Josquin Desprez, francés, muy famoso, con abundante obra. Siguiendo, en la cuarta, están: Lupus Hellinck (Paises Bajos, permaneció católico, pero su música es más de la Reforma); Clemens non Papa (flamenco, conocido por su polifonía de salmos en holandés); Thomas Crecquillon (belga, pertenecía a la capilla de Carlos V); Pierre de Manchicourt (francés, maestro de la capilla flamenca de Felipe II). Culmina la escuela, en su quinta generación, con Orlando di Lasso, francoflamenco, pero, en su madurez, líder de la escuela romana. Su influencia fue enorme.
Por último, un recuerdo al gaitero estellés Julián Romano (1831-1899), por el ambiente festivo y ceremonial de estas músicas y por su afinidad tímbrica. El jolgorio de La Sequía, el Desmayo, o La Era, no seria menor que el de Granada. A disfrutar.
Javier Monreal